¿Sabías el yoga va mucho más allá de practicar posturas y aprender a respirar?, seguramente hayas aterrizado en una clase de yoga por tus dolores de espalda o para calmar tu estrés, pero esto que ves sobre tu esterilla es solo una pequeña parte.
En uno de los textos más antiguos y referentes dentro del yoga, los Yoga Sutras de Patanjali, se enumeran los 8 pasos o elementos que conforman el yoga. La práctica de asana, el yoga físico, es uno de ellos.
El primero de estos 8 pasos son los Yamas, Yama significa literalmente restricciones. Son los códigos de conducta social y nos ayudan a entender cómo relacionarnos con los demás. Patanjali diferencia 5 yamas, hoy hablaremos del primero, Ahimsa.
¿Qué significa Ahimsa?
Ahimsa se traduce como no violencia, no hacer daño, actitud de benevolencia y cuidado en todos los planos: físico, verbal y mental. Respeto a la vida, a todos los seres vivos.
Y seguramente estés pensando: «este lo cumplo, yo no soy violento con nadie», pero el concepto de Ahimsa es un poco más complejo de lo que parece, ya que también implica la no violencia hacia nosotros mismos, no juzgarnos, no llevarnos al límite. Ahora piensa, ¿te has juzgado, sometido o castigado alguna vez?, seguro que sí, todos lo hemos hecho.
Ahimsa fuera de tu mat
Tratar de poner atención en nuestro día a día en lo que hacemos y pensamos, y ser capaces de identificar cuántas veces podemos llegar a ser violentos con nosotros mismos sin tener intención, a mí personalmente me parece todo un reto, ¿no crees?.
Pero los retos molan, siempre y cuando no nos sometamos a más presión de la que ya tenemos, solo pongamos atención. Si te sorprendes juzgándote por algo que has hecho, intenta aceptarte, aceptar que haces lo que puedes con lo que tienes y deja que todo fluya, sin reproches ni castigos.
Conquistarse a uno mismo es una tarea más grande que conquistar a otros.
Buddha
Ahimsa dentro de tu mat
¿Y qué pasa cuando te sientas sobre tu esterilla?, en muchas ocasiones la práctica de yoga físico puede resultar retadora, asanas, movimientos, ritmos que quizás se escapan de nuestra zona de confort.
Sé amable contigo mismo, muévete desde las sensaciones y no desde el qué tienes que hacer. Y aquí rescato el mantra que seguro has oído muchas veces en clase: Escucha a tu cuerpo. Escúchalo, pero de verdad. No vienes a clase a sufrir, ni a competir con otros, ni contigo mismo. Vienes a conocerte, a aprender más sobre ti, pero desde la amabilidad, la suavidad y la paciencia.
Escucha a tu cuerpo, pero escúchalo de verdad.
Y esto, enlaza con la vida fuera de tu mat. Si tu cuerpo te manda la señal de que algo no está bien, cuando pasamos un proceso de gripe, sentimos un dolor en alguna parte o no nos encontramos bien, escúchalo. No es necesario que vayas a clase a realizar tu práctica de asana (yoga físico) para someter a tu cuerpo a más «estrés», puedes practicar pranayama (respiraciones), meditación o simplemente guardar reposo y no ser violento con tu cuerpo, de esta manera también estarás practicando yoga.
Para acabar, te invito a que reflexiones cuál es el sentido de tu práctica dentro y fuera de la esterilla y a que empieces a poner en práctica Ahimsa, verás que todo empieza a ser diferente.
Namasté.
Mireia.
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Muchas gracias . Tan agradecida estoy que lo sigo practicando desde este lugar que ya nunca olvidaré.
Namasté Swami.